jueves, 24 de febrero de 2011

REVOLUCIÓN, DIVINO TESORO.

Fijémonos en la imagen superior sin parpadear, centrando nuestra mirada en la cruz (la esperanza y refugio de los cristianos) de las fosas nasales durante medio minuto y después dirijamos los ojos hacia una pared: veremos la imagen de la muerte de forma ilusoria; una ilusión óptica que nos sorprende pero no nos asusta, una evocación lúdica de lo que nos espera a los mortales, que no sabemos el alcance en el tiempo de nuestras vidas, entregados a la aventura del vivir sorteando los obstáculos que nos buscamos, que nos impone la naturaleza y que nos imponen los demás, constituidos en sociedad.
  Contemplemos ahora la imagen del sátrapa emisario de la muerte:  el joven libio traza un aspa sobre la cara del dictador para fijar su mirada en ella y después ver la imagen fantasmagórica sobre el cielo azul sin miedo, con la esperanza de una nueva vida arrebatada desde hace más de 40 años, borrón y cuenta nueva que abre la puerta de la esperanza a una vida merecida pero negada a los habitantes de muchos países ricos en cultura, historia y recursos. ¡La revolución de Ala!
 Occidente, con el culo arrugado como un matasuegras de tanta poltrona, debería implicarse más con esta nueva revolución y dejar de pensar en su comodidad alienante, trazar un aspa o una cruz sobre la cara del terrorismo islámico y compartir, compartir la austeridad que quizás impongan los nuevos tiempos que han de llegar hasta que todos estemos acomodados en esta casa que es nuestro mundo.
Estamos viviendo un momento histórico que también depende de nosotros.

Revolution 1 - The Beatles