miércoles, 5 de enero de 2011

Volveré.

Nunca me enfadé porque soy de enfado rápido pero efímero, de calentón sin muerte. Nunca me enfadaré por lo mucho que he recibido de las lecturas de los argonautas y la experiencia de conocer la amistad virtual, pero real, de personas que te hablan con palabra escrita y sin cara pero con corazón, con una gran humanidad que llena los espacios vacíos de la relación cotidiana entre amigos, conocidos, compañeros y familiares. Nunca.
De "los tres monitos" que vienen de serie, tiraría por la borda al ciego por lo dicho anteriormente: seguiría como un "fisgón" la singladura  de la Argos aunque  no participase en ella con mis comentarios. Nunca me enfadé pero me sentí malquerido, sobrante en la nao, y decidí desembarcar porque me mareaba y me sentía mal. Ahora me siento mejor al comprobar que existe la amistad y el aprecio:
 D. neo: El alma mater del blog, el amigo incondicional de todos: Un  abrazo fortísimo sin fractura de costillas y sin zeroladas. Gracias, amigo.
Doña  Nikita: Hermosa como un nenúfar flotando sobre el agua cristalina Andalusí, con lágrimas en sus hermosas mejillas. Gracias.
 Doña Carmen Quirós: He vuelto del Monsacro: hacía un frío en la cueva que pelaba y llovía en el exterior sin parar... Gracias amiga.
 D. Kaizer sus comentarios llevan una sonrisa implícita, es usted una persona alegre y feliz.
 Muchas gracia por sus comentarios.
D. Uno que arregla zapatos, versus Patrón: usted no me perdona.
 No hay nada que perdonar, salvo el "delito" de querer que su tierra natal y vital  sea más próspera de lo que es, sentimiento extensible a toda España  y a todo el mundo.
 No soy nacionalista, nunca lo fui y nunca lo seré; nunca me sentiré superior por ser asturiano o de otra tierra, porque la Tierra es mi casa, porque soy ciudadano del mundo y seguiré disfrutando de él mientras tenga las fuerzas suficientes. Gracias también a ambos/uno.
 Ahora, mientras envuelvo los regalos de Reyes, pienso en la gran suerte que tiene usted, D. Santiago, con una nave tan afortunada y bien avenida.
  ¡Largaz las velas, el Bauprés y la Cangreja, izar la Mayor, que zarpamos!
Permiso para subir a bordo, señor.

 Gracias a todos.